¿Tu comunidad ha celebrado una junta y semanas después seguís sin saber qué se decidió “oficialmente”? Tranquilo, no es un caso aislado. Aunque parezca increíble, hay administradores que convierten el envío del acta en una especie de ritual secreto, y esto puede tener consecuencias bastante serias. Desde la imposibilidad de impugnar acuerdos hasta una gestión opaca que deja a los propietarios en la oscuridad. Si el acta no llega, te explicamos qué hacer, qué plazos hay que respetar y por qué es importante actuar cuanto antes.

Plazos legales para la redacción y envío del acta

Tiempo máximo para cerrar el acta

La Ley de Propiedad Horizontal lo deja bastante claro: el acta de la junta debe cerrarse en un plazo de 10 días naturales desde su celebración. Esto incluye su redacción, firma por el presidente y el secretario (habitualmente, el administrador), y su incorporación al libro de actas. No vale hacerse el sueco. Si han pasado más de 10 días, el administrador está incumpliendo sus obligaciones.

¿Existe un plazo para su distribución a los propietarios?

Aquí la ley no concreta tanto. No hay un plazo legal exacto para el reparto del acta, pero el sentido común y la jurisprudencia apuntan a que debe enviarse de forma inmediata tras su cierre, sin que eso se eternice. Uno o dos días es un margen aceptable. Si pasan semanas, estamos ante un problema de gestión y, posiblemente, de responsabilidad.

Consecuencias de recibir el acta con retraso

Pérdida de oportunidades para impugnar acuerdos

Uno de los efectos más graves del retraso es que los propietarios pierden tiempo para impugnar acuerdos. El plazo legal para hacerlo es de tres meses desde la notificación del acta, y si esta no llega, ese reloj no empieza… pero tampoco se sabe qué se aprobó con certeza. Puede que te encuentres con una derrama ejecutada sin haber podido protestar a tiempo.

Dificultades en la ejecución de decisiones comunitarias

Cambiar un portero automático, iniciar una obra o contratar un nuevo proveedor. Todo eso se decide en junta, pero si el acta no está firmada y distribuida, nadie puede mover un dedo. El retraso puede frenar decisiones importantes para la comunidad, especialmente si necesitan una base documental para ponerse en marcha.

Falta de transparencia y confianza en la gestión

Cuando un administrador tarda en enviar el acta, la sensación general es de descontrol o de falta de transparencia. Y eso mina la confianza de los vecinos. Una comunidad bien gestionada no funciona con retrasos, silencios y “ya lo enviaré”.

¿Son válidos los acuerdos sin el acta firmada?

Validez legal de los acuerdos adoptados en junta

Sí, los acuerdos se consideran válidos desde el momento en que se adoptan en la junta, no desde que se redacta o se firma el acta. Eso sí, sin el acta no hay constancia oficial, lo que puede traer problemas si hay impugnaciones o se necesita justificar algo ante terceros (bancos, proveedores, ayuntamiento…).

Jurisprudencia relevante sobre la ejecutividad de los acuerdos

Algunas sentencias han dejado claro que la validez del acuerdo no depende del acta, pero sí su ejecutabilidad práctica. Por ejemplo, no se puede iniciar un procedimiento judicial basado en una decisión comunitaria sin presentar el acta correspondiente. Vamos, que sin papel firmado, te puedes quedar en tierra de nadie.

Pasos a seguir si no se recibe el acta

Solicitud formal al administrador

Lo primero: pedir el acta por escrito. Mejor por correo electrónico o burofax para que quede constancia. Nada de confiar en las llamadas de pasillo.

Comunicación al presidente de la comunidad

Si el administrador no responde, el siguiente paso es contactar con el presidente. Él también tiene responsabilidad en el cierre y firma del acta y puede presionar al administrador o incluso enviar el documento directamente.

Inclusión del tema en el orden del día de la próxima junta

Si el problema persiste, puede proponerse que el tema se incluya en la próxima junta. Así se deja constancia del malestar de los propietarios y se puede debatir sobre posibles soluciones o sanciones.

Posibilidad de destitución del administrador

Y si el asunto ya huele a dejadez crónica, se puede plantear la destitución del administrador. Basta con incluirlo en el orden del día y votarlo en junta. Es más común de lo que parece, y a veces, necesario.

Recomendaciones para prevenir futuros retrasos

Establecer plazos en los estatutos o acuerdos comunitarios

Si la ley no lo concreta, la comunidad puede fijar su propio plazo máximo para el envío del acta en los estatutos o en un acuerdo de junta. Así se evitan ambigüedades.

Utilización de medios electrónicos para la distribución de actas

Hoy en día no hace falta esperar a la paloma mensajera. El envío digital (correo electrónico, acceso online…) es rápido y deja rastro. Ideal para evitar excusas y agilizar las gestiones.

Contratación de administradores con compromiso de cumplimiento

No todos los administradores son iguales. A la hora de contratar, conviene apostar por profesionales que se comprometan por escrito a cumplir plazos. Lo barato puede salir caro si el acta llega cuando ya nadie se acuerda de la reunión.

Conclusión: la importancia de una gestión eficiente y transparente

Las juntas de propietarios son el corazón de la vida comunitaria. Si las decisiones que se toman no se recogen y reparten en tiempo y forma, la comunidad se paraliza. Y no solo eso: se pierde confianza en quienes deberían velar por el buen funcionamiento del edificio. Contar con un administrador que cumpla sus obligaciones no es un lujo, es una necesidad. Y si el acta no llega… ya sabes por dónde empezar a actuar.

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